
'Y piensa, o mejor dicho no piensa, sino que siente que su verdadera penitencia, su verdadera obra de piedad ha comenzado por fin. Mañana se llamará Annesa Decherchi: la hiedra volverá a enredarse en el árbol y lo cubrirá piadosamente con sus hojas. Piadosamente, pues el viejo tronco, ya, está muerto'.
La hiedra, Grazia Deledda