En las sociedades postindustriales, las últimas décadas del siglo XX mostraron un panorama en que el consumo, erigido en filosofía de la felicidad, parecía haber suplantado a las filosofías modernas fuertes. Un consumo no sólo de objetos sino de formas de vida, de mundos posibles, que no tiene límites y que por tanto mantiene el deseo siempre en vilo, lo que constituye una razón de vivir para el ciudadano-consumidor.
Para que otro mundo sea posible es necesario que, desde su conciencia y su responsabilidad, cada ciudadano haga posible otra banca,
otra vivienda, otra educación, otros vínculos sociales y otro consumo.
100% Pago seguro |
3 a 5 días