Agotado
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El río ejerce una singular fascinación sobre los personajes de la novela: en sus aguas, en sus orillas, en los puentes que lo atraviesan, los habitantes de este texto riguroso y poético, descubren las singularidades de la vida, todos sus accidentes: las aventuras de la niñez, la amistad adolescente, los amores de la juventud, la muerte y el vislumbre de un futuro todavía lejano. Sus biografías parecen estar escritas en la superficie de las aguas del río, tener esa fragilidad que marca cualquier vida. El río que cruza la ciudad, cruza asimismo las existencias de todos ellos, marcándolos como un destino inevitable. El Río recrea una narración envolvente y sutil como la niebla que emana de su superficie en los días grises del invierno.