Entre las hojas y les fueyes de este libro, viven el Huerco o Güercu, la Huestia o Güestia y el Culebrón o Cuélebre. También tiene aquí su espacio y su conción la misma Fueya la plata del título, porque es una planta lunar, hechicera, bruja y encantadora. Pero La fueya de plata y las historias e ilustraciones de estas páginas necesitan soles de ojos que los coman y les den luz y calor engulléndolos por las pupilas, y precisan el agua de la vida que son, para todos los libros, las lectoras conmovidas y los lectores inteeresados, serios y risueños, como para recontar y transmitir a niñas y niños, estas viejas leyendas de Asturias, de arrumbadas en el aparcamiento de los trastos viejos, esa laguna de aguas sucias y heladas de la desmemoria.
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