Pasamos la noche como huéspedes de Nuestro Señor Jesucristo, o Cristo Rey, como se hacía llamar. Era un hombre parecido a papá pero más gordo y con barba, en batín morado de terciopelo y pantuflas de nácar negro. El lugar estaba lleno de Papas, que hacían de personal de servicio, y eran tantos que uno no se explicaba cómo cabían.”
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